***El 80% de la población con más de 20 años está vacunada.
[su_heading]Tegucigalpa, Honduras[/su_heading]
Eliana Gamulka, rubia y de ojos azules, se apea del autobús y se ata su mascarilla amarilla a la muñeca derecha. Un gesto simple pero que desde hacía un año era ilegal.
«En el bus llevaba la mascarilla, la mayoría de la gente la llevaba puesta, y luego me la he quitado […] Estoy aliviada, podemos volver a vivir», comenta Eliana, gestora de proyectos de 26 años, feliz porque la medida ha entrado en vigor dos semanas antes de su boda. «¡Podremos celebrarla todos sin mascarilla y las fotos serán bonitas!». La parte mala, bromea Eliana, es que «ya no se puede fingir que no se conoce a alguien por la calle».
«Todavía tengo miedo […] Veremos qué pasa cuando todo el mundo se haya quitado la mascarilla. Si veo que todo va bien dentro de un mes o dos, entonces me la quitaré», explica la oficinista.
El país pudo dar este paso, el jueves por la noche, gracias a una intensa campaña de vacunación, facilitada por un acuerdo firmado entre en el Estado y el gigante farmacéutico Pfizer. A cambio de un acceso rápido a millones de dosis de la vacuna, Israel aportó a Pfizer datos reales sobre el efecto de la vacunación. En Israel, los datos médicos de la población están digitalizados.
Desde diciembre, casi cinco millones de israelíes (el 53% de la población) recibió las dos dosis de la vacuna, es decir, el 80% de la población mayor de 20 años, según los datos oficiales del país dados a conocer esta semana. El balance es de 836.000 casos de covid-19 y más de 6.300 decesos durante la pandemia.
«No hay mejor publicidad para Pfizer», afirma, bromeando, Shalom Yatzkan, un informático de unos 40 años, que se contagió de covid-19. «Estuve enfermo durante tres días, me dolía el cuello, me sentía débil […] pero esto es una victoria», afirma, contento, y esperanzado en que «las variantes no nos acaben alcanzando». El Periódico/Hondudiario