***El abogado de Jamie Spears informa que su cliente pretende trabajar con el tribunal para asegurar “una transición ordenada a un nuevo tutor”.
[su_heading]Tegucigalpa, Honduras[/su_heading]
El demoledor testimonio de Britney Spears ofrecido durante el verano incendió las redes sociales y movilizó a los seguidores de la estrella de la música, que clamaban para que el padre la liberara. Al comienzo, Jamie Spears rechazó abandonar su cargo, pero este jueves su abogado ha presentado ante el Tribunal Superior de Los Ángeles la respuesta afirmativa a la solicitud de su hija para poner fin a la tutela. Según los documentos judiciales, lo hará una vez que se resuelvan “varios asuntos pendientes en los tribunales”.
El abogado de Jamie Spears apuntó que “no hay motivos reales para suspenderlo o removerlo”, y ha argumentado que la decisión para dimitir “en el momento adecuado” tiene que ver zanjar la “batalla pública con su hija”. Agregó que pretende trabajar con el tribunal y con el nuevo abogado de la cantante, Mathew Rosengart, para preparar una transición ordenada “a un nuevo tutor”.
Jamie Spears, de 68 años, cobra 16.000 dólares (más de 13.400 euros) mensuales por ser el guardián legal de su hija. “Nos complace que el señor Spears y su abogado hayan admitido hoy en un expediente que debe ser destituido. Es una reivindicación para Britney”, sostuvo Rosengart en un comunicado, en el que también reprochaba los constantes ataques del padre de Spears hacia la cantante. “Seguiremos adelante con la investigación sobre la conducta del señor Spears durante los últimos 13 años, durante los que cosechó millones de dólares de la herencia de su hija. Espero tomar la declaración jurada del señor Spears en un futuro cercano”, agregó el abogado, dejando claro que las acciones legales en contra de Jamie Spears van a llevarse a cabo como ya había previsto la estrella del pop.
Entre las exigencias que le imponía su padre, la cantante estaba obligada a acudir tres veces a la semana al psiquiatra. En una ocasión, la forzó a internarse en un centro de salud mental como castigo por quejarse en un ensayo, y en otra la obligó a dar un concierto en contra de su voluntad cuando tenía fiebre, siempre según el testimonio de la artista. “Quiero casarme y tener un bebé”, afirmó durante la audiencia, “pero tengo un DIU que evita que me embarace”. La declaración dio a entender que su custodia legal le prohibía tener más hijos. Ya tiene dos.
“La custodia no tuvo ningún sentido desde su inicio. Le pago a gente para que me controle. He trabajado desde los 17 años y esta custodia es un abuso”, concluyó la cantante. El País/Hondudiario