martes, enero 14, 2025
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Tratado limítrofe «Integracionista del Bicentenario» Nicaragua-Honduras no se ratifica por «negligencia» del actual Gobierno

Tegucigalpa, Honduras

* Recientemente el diputado Luis Redondo que dirige las sesiones del Congreso Nacional, dijo que ese acuerdo lo había retornado al Poder Ejecutivo que dirige la presidenta Xiomara de Zelaya, justificando el porqué no se ha ratificado aunque es potestad del Poder Legislativo.

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El Tratado de Límites entre la República de Nicaragua y la República de Honduras en el Mar Caribe y Aguas Afuera del Golfo de Fonseca fue firmado el 27 de octubre 2021 y aprobado, por la Asamblea Nacional de Nicaragua, habiéndolo ya publicado, en su diario oficial, en ese mismo mes y año, pero su vigencia es oficial cuando ambos Estados lo ratifiquen y hayan procedido al canje de los instrumentos por los Congresos y depositado posteriormente en las Naciones Unidas, según lo establece los protocolos internacionales.

En Honduras, el Tratado fue sometido, el 31 de octubre de 2021, a la aprobación del Congreso Nacional, habiendo sido dictaminado favorablemente y sometido a deliberación legislativa inicial, en el 2022, sin haberse concluido y aprobado o improbado aún y continúa siendo parte del proceso legislativo que no debería interrumpirse ni dejarse a la decisión de otros Poderes del Estado, por la independencia reconocida constitucionalmente al Poder Legislativo y porque el proceso parlamentario es indelegable e inviolable.

Además, es también muy importante recordar que, de conformidad con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, al estar firmado ya ese Tratado de Límites: Honduras está obligada a abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustre el objeto y fin de dicho Tratado, durante el tiempo en que no haya manifestado su intención de no llegar a ser parte en dicho Tratado, según lo explica el experto en derecho internacional Roberto Herrera Cáceres, al ser consultado sobre este acuerdo que por años los hondureños que viven en la zona sur del país, han vivido afectados por la falta de claridad en las políticas bilaterales.

Los Gobiernos de Nicaragua y de Honduras acordaron definir sus fronteras en el Mar Caribe y en el Océano Pacífico, incluyendo el Golfo de Fonseca que comparten con El Salvador, país este último ausente de la firma.

El acuerdo de límites, denominado «Tratado Integracionista del Bicentenario», fue suscrito en Managua por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su homólogo de Honduras, Juan Orlando Hernández, en un acto público pocos antes de terminar su mandato.

El Salvador y Honduras se disputan desde hace varios años la soberanía de isla Conejo en el Golfo de Fonseca, un peñón de menos de un kilómetro cuadrado, aunque las últimas controversias surgieron cuando el Ejército hondureño realizó un acto e izó su bandera.

Durante la firma del tratado en octubre del 2021 por Honduras y Nicaragua, el mandatario nicaragüense Ortega, al leer el conjunto comunicado, dijo que «tiene como objetivo principal trazar una ruta de paz y prosperidad en nuestros pueblos y mediante el cual ambos países delimitan sus fronteras en el Mar Caribe y el Océano «Pacífico”.

«Al firmar este Tratado, Nicaragua reconoce que su frontera marítima en el Golfo de Fonseca es con la República de Honduras, ratificando de esta forma el fallo dictado en el año 1992 por la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de La Haya» , de acuerdo con el documento.

«Este Tratado reafirma la soberanía nacional y reconoce los espacios marítimos que le corresponden a Honduras en el Pacífico», dice el escrito que por razones desconocidas tienen engavetadas las autoridades del gobierno de la presidenta Xiomara de Zelaya, considerando lo expresado por el diputado del Congreso Nacional Luis Redondo, quién públicamente dijo que ese acuerdo él lo regreso al Poder Ejecutivo, para justificar que no es su culpa la demora de la ratificación de ese acuerdo de interés nacional y no político.

Según Managua y Tegucigalpa, en ese acuerdo les «permitirá concretar la estrategia logística que Honduras viene desarrollar para enfrentar el futuro de una manera competitiva con la visión de convertirse en Centro Logístico regional y del continente».

«El Golfo de Fonseca debe ser una zona de paz y desarrollo, de crecimiento económico y de prosperidad para centenares de comunidades que dependen de toda la riqueza que posee. Esto lo vamos a alcanzar con el Plan de Desarrollo Sustentable del Golfo de Fonseca, que significa generación de empleos dignos para la población a través de la ejecución de obras de infraestructura y otras iniciativas», sella el documento firmado por los mandatarios de ambos gobiernos.

Asimismo, el presidente Ortega y Hernández invitaron «de manera cordial y respetuosa al gobierno de El Salvador a ser parte de esta estrategia que busca hacer del Golfo de Fonseca una zona de paz y desarrollo para beneficio de los tres países ribereños».

Con esto, ambos países también reconocieron y aceptaron la sentencia de la CIJ de 2007 que establece los límites marítimos en el Mar Caribe.

Además, acordaron revisar las fronteras terrestres cada diez años en comisiones mixtas y reconocieron la presencia tripartita de tres países en el Golfo de Fonseca, desde el punto Amapala a la punta de Cosiguina.

El acuerdo deberá ser ratificado por los Congresos de ambos países y depositado posteriormente en las Naciones Unidas.

En el marco de la disputa de El Salvador y Honduras por la soberanía de isla Conejo en el Golfo de Fonseca, en marzo de 2014 el entonces presidente salvadoreño, Mauricio Funes, asilado y nacionalizado nicaragüense, aseguró que la isla Conejo es salvadoreña y no hondureña. .

El Salvador y Honduras protagonizaron la llamada «guerra de las 100 horas» o «guerra del fútbol» en 1969.

Por su parte, Nicaragua y Colombia mantienen un litigio en el mar Caribe con dos demandas ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

Nicaragua, entre otros, pidió a la CIJ que le conceda una plataforma continental más allá de las 200 Millas náuticas desde su costa Caribeña, pero Colombia defiende que la plataforma continental del archipiélago de San Andrés «se une incuestionablemente con la plataforma continental que tiene la costa caribe colombiana”.

Sobre la importancia nacional de la aprobación legislativa del Tratado y de su ratificación, hondudiario.com, entrevistó al doctor Roberto Herrera Cáceres, por su amplio conocimiento en asuntos integracionistas como el Primer Secretario General del Sistema de la Integración
Centroamericana (SICA); Diputado fundador del Parlamento Centroamericano (Presidente de la Comisión de Reglamento y Presidente de la Comisión de Integración Centroamericana); Director Técnico de la Comisión Centroamericana de Juristas de la Integración; Director Fundador del Instituto Centroamericano de Derecho de la Integración (INCADI); Profesor Universitario y Asesor Consultor internacional de Derecho Internacional, Derecho de la Integración Centroamericana, Derecho Constitucional y Derechos Humanos.

Asimismo, en el 2011, fue seleccionado para integrar la lista de árbitros del Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y los Estados Unidos de América (RD – CAFTA) y posteriormente como árbitro del Mecanismo de Solución de Controversias Comerciales entre Centroamérica, quién manifestó sus puntos de vista.

«Por la significación del contenido de ese tratado de límites para el pueblo hondureño y su desarrollo, así como lo es para Nicaragua y El Salvador y otros Estados, con atención especial a  las comunidades ribereñas del Golfo de Fonseca; el Congreso Nacional como poder Legislativo debe cesar su mora legislativa, debatir  y concluir prontamente el proceso parlamentario de aprobación o improbación correspondiente y enviar el Decreto al Poder Ejecutivo para que le dé su sanción y se publique en La Gaceta Oficial de la República», señaló puntualmente.

Agregó que «es de esperar que esa función legislativa se cumpla transparentemente con debates serios y responsables de los diputados (as) y rindiéndonos cuentas como representantes que son  del pueblo titular de la soberanía nacional».

«A mi juicio, la expectativa hondureña era superior a lo obtenido, de acuerdo a  investigaciones y conclusiones anteriores sobre la situación entre los Estados ribereños, la condición jurídica del Golfo de Fonseca y el régimen de las zonas adyacentes en el Océano Pacífico», razonó Herrera Cáceres.

«Lo que yo como ciudadano jurista esperaba era un acuerdo más equitativo, entre los tres Estados ribereños, sobre la determinación de los puntos limítrofes, en la línea de base que cierra la bocana del Golfo de Fonseca, entre Punta Cosiguina, Nicaragua y Punta Amapala, El Salvador, a obtenerse valorando la extensión de las costas de los tres Estados en el Golfo y sus áreas de soberanía exclusiva y conjunta en aguas interiores».

Estimó que «en el 2022 sólo hubo voluntad de Nicaragua de negociar con Honduras la delimitación de la parte correspondiente de la línea de entrada al Golfo. Es sabido, sin embargo, que en las negociaciones internacionales todo es posible y nada es seguro, por lo que hay que tener la disposición de aceptar sus resultados cuando nos tratan de la misma manera, pudiendo serlo de una manera más equitativa que diese un mejor trato para Honduras».

«En todo caso, lo logrado es aceptable, atendiendo al reconocimiento, por parte de Nicaragua, de la sentencia de la Corte de Justicia en cuanto al acceso de Honduras y sus derechos de soberanía sobre espacios marítimos en el Océano Pacífico. Con ello hemos ganado todos con el logro también de un clima de armonía, desarrollo, seguridad y prosperidad, por lo que se hace aconsejable la aprobación de este Tratado, sin olvidar nuestra necesidad de hacerlo también  con la hermana República de El Salvador en equitativo beneficio mutuo  y tripartito de nuestros respectivos pueblos y de la región centroamericana en su conjunto».

Sobre su experiencia y cuál ha sido su participación en este largo proceso histórico de reconocimiento de la soberanía de Honduras en el interior del Golfo de Fonseca y en las zonas adyacentes en el Océano Pacífico?, el también Ombudsman hondureño, manifestó que desde unos cincuenta años inició investigaciones sobre la condición jurídica interna del Golfo y ello me llevó a comprobar jurídicamente  y evidenciar internacionalmente que producto de esa condición jurídica interna los tres Estados ribereños y, en particular, de la parte continental de Honduras que es la más grande y está ubicada en el sector central y más alejado de la línea de cierre del Golfo.

«Honduras tiene, al igual que Nicaragua y El Salvador, derecho de acceso soberano al mar abierto en el océano Pacífico, a un Mar Territorial de doce millas náuticas, a una Zona Económica Exclusiva de doscientas millas náuticas; a una Plataforma Continental de igual o superior extensión, y a participar en los beneficios de los recursos minerales a extraerse en la Zona de los Fondos marinos u oceánicos situados más allá de la jurisdicción de los tres Estados ribereños», indicó.

Recordó que como requisito final de sus estudios de postgrado de Doctorado, en Francia, él presentó esas investigaciones, así como su sistematización, análisis y documentación de respaldo, en 1973, en un estudio que tituló: “Estatuto Jurídico de la Bahía de Fonseca y Régimen de sus Zonas Adyacentes” como tesis que recibió la aprobación de la Universidad de París, que con posterioridad fue seleccionado, por el Gobierno de Honduras, para participar en su representación como uno de los dos delegados durante la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, con el mandato de intervenir en los debates sobre los espacios marítimos aludidos y el encargo especial de exponer y sustentar, cuando fuera pertinente, la soberanía de Honduras sobre el Golfo de Fonseca y sus derechos en otros espacios marítimos en el Océano Pacífico, y en el Mar Caribe.

Que en ocasión de dicha Conferencia internacional fue designado y se desempeñó, durante tres años, el cargo de Presidente del Grupo de Expertos Juristas de los países en desarrollo sobre la cuestión de la legislación unilateral relativa a la exploración y explotación de los recursos de la zona de fondos marinos u oceánicos situados más allá de la jurisdicción nacional. En su rendición de cuentas de todo ello, Roberto Herrera Cáceres, dijo que publicó libros y numerosos artículos.

Entre los escritos más recientes, siendo Ombudsman en el período 2014 – 2020, fue por una visita al Golfo de Fonseca, donde se reunió con representantes de las comunidades ribereñas, que convocó a los Procuradores de Derechos Humanos de Nicaragua y El Salvador y «juntos formulamos recomendaciones a los gobiernos de los tres Estados ribereños».

«En conclusión, pienso que es apremiante pasar de la reflexión geopolítica de los derechos e intereses de cada Estado ribereño del Golfo de Fonseca, a una visualización geoestratégica entre todos sobre un orden estable de paz, seguridad, desarrollo y prosperidad en el interior del Golfo y de sus zonas adyacentes en el Océano Pacífico, en beneficio de los pueblos de Honduras, Nicaragua y El Salvador, que favorezca también el desarrollo de los pueblos de otros países del Sistema de la Integración Centroamericana – SICA y de la región en su conjunto, fortaleciendo la identidad centroamericana y la buena vecindad regional e internacional», manifestó el doctor Herrera Cáceres en la entrevista al primer periódico digital de Honduras.

Por lo que recomendó a las autoridades hondureñas, que para éste tema, «es tiempo oportuno de aplicarnos, entre los tres Estados ribereños, a concertarnos sobre el nuevo y real perfil geoestratégico del Golfo de Fonseca, compartiéndolo inicialmente con los Estados  miembros del SICA, para luego proyectarlo e impulsarlo internacionalmente», un ámbito donde sin duda el ex Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras, tiene una amplia experiencia integracionista.

Sobre relación limítrofe con El Salvador

Lo que quedaría pendiente, es lo relativo a la delimitación del Mar territorial, la Zona Económica Exclusiva, la Plataforma Continental y, en su momento, examinar conjuntamente los respectivos aspectos vinculados con la Zona de los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo, fuera de los limites la jurisdicción nacional; y, en lo que les concierne, lo relativo a la protección y preservación del medio marino. Por Marino Ortariz/hondudiario. 

 

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