El porqué de la solidaridad con el pueblo venezolano
Por: Roberto Herrera Cáceres
Tal como reconocido en las constituciones, Carta de la Organización de las Naciones Unidas, Carta Internacional de Derechos Humanos, Carta Democrática Interamericana, Carta de la OEA y Declaraciones internacionales complementarias: la democracia es inseparable de los derechos humanos, la libertad, la igualdad, la paz, el desarrollo, la justicia social y el estado de Derecho.
En democracia, la soberanía y libre determinación del pueblo se ejerce mediante la participación de la ciudadanía en procesos electorales auténticos libres y justos; así como en la gestión política del gobierno del Estado para que – de manera pluralista y sin discriminación alguna – se cumpla con el objetivo constitucional supremo de proteger y promover la persona humana en su dignidad y derechos humanos.
En el continente americano, la celebración de elecciones que garanticen resultados auténticos verificables es clave del ejercicio efectivo del derecho humano de las personas y los pueblos a la democracia pluralista y de la expresión, por ese medio, de la soberanía del pueblo.
Así el pueblo elige libremente a sus representantes en el gobierno encargado de gestionar el funcionamiento del Estado, para garantizar la dignidad y derechos humanos de las personas y el pueblo; y asegurar su bienestar general y progreso social.
De la soberanía de los pueblos emana el poder político y autoridad del Estado que legitima el gobierno auténticamente electo, en representación de ese mismo pueblo. Atentar contra esa soberanía del pueblo negando la eficacia de los resultados auténticos de las elecciones recién pasadas y dejando de cumplir la obligación imperativa de garantizar el respeto a la dignidad y derechos humanos del pueblo, coloca en la ilegalidad e ilegitimidad a quienes así actúen con las consiguientes responsabilidades nacionales e internacionales.
En virtud de lo que precede, la ciudadanía mundial solidariamente unida en defensa de la soberanía y libre determinación política de los pueblos por la democracia como su derecho de asegurar la vida en sociedad democrática ejerciendo efectivamente sus derechos humanos y gozando de bienestar general y progreso social: tiene el deber de expresar su solidaridad con todo miembro del pueblo o sociedad humana que sea víctima de violaciones a su dignidad y derechos humanos y de instar a los Gobiernos a respetar esos derechos fundamentales de las personas y acreditar su garantía de respeto y protección.
La realidad venezolana y los testimonios y constataciones son contundentes y han traído, como mínimo, la certeza de la falta de diligencia debida en el cumplimiento de la obligación del Estado de garantizar y proteger la dignidad humana y los derechos humanos del pueblo y, en particular, la actitud y el comportamiento negativo del Gobierno frente a la ya expresada soberanía y libre determinación política del pueblo soberano, cuyos derechos a la democracia pluralista, a la vida y al reconocimiento como sujetos de derechos y de obligaciones, están siendo también vulnerados.
La democracia se aplica también a las relaciones internacionales de los Estados por medio de sus gobiernos y en las organizaciones internacionales en las que participan por lo que dichos gobiernos, en todas sus actuaciones, deben respetarla; y “expresar su solidaridad con los gobiernos, pueblos democráticos y organizaciones no gubernamentales que trabajan por la democracia y los derechos humanos y extender su solidaridad a todas las víctimas de violaciones de los derechos humanos en manos de regímenes no democráticos”. tal como lo expresa la Declaración Universal sobre la Democracia.
Los datos fehacientes de lo que está sucediendo en Venezuela impactan duramente la conciencia de la humanidad y, en lugar de resolverse, parecen estar agravándose por la participación de terceros actores impulsores o comprometidos con ideologías autocráticas o contrarias a la democracia pluralista y a la soberanía del pueblo; y opuestos al ejercicio, por el pueblo, tanto del derecho de libre determinación política del gobierno que prefiera para su Estado; como de sus expectativas de mejorar su calidad de vida y de trabajo e impulsar el bienestar general.
Omisiones y amenazas que irrespetan tanto la soberanía del pueblo venezolano como igualmente la soberanía de los propios pueblos de esos terceros actores quienes así atizan deliberadamente también el fuego de la siniestra ambición, tensión o confrontación geopolítica que se propaga en estos tiempos.
Ese es el porqué de nuestra solidaridad – con el soberano pueblo venezolano – basada en los derechos humanos, la democracia, la libertad, el pluralismo y el estado de Derecho.
Solidaridad que es un deber y un derecho cumplido y expresado anteriormente también – en sus respectivos casos y circunstancias- a los pueblos de otros Estados en el mundo, incluyendo a algunos de aquellos que han sido afectados por fenómenos naturales, y en especial, a los pueblos americanos agraviados por sus gobiernos y otros fenómenos humanos, en los últimos cinco años.
Entre esos pueblos, al pueblo norteamericano – en enero 2021 – en lo atinente a las implicaciones de los graves acontecimientos políticos en USA sobre la democracia en América e instándoles a recordar la misión histórica del continente americano y del sentido genuino de la solidaridad americana de los pueblos de garantizar, por medio de sus Estados, la dignificación de la persona humana; el cumplimiento debido de sus constituciones nacionales que ya reconocen que el Estado – y todas las estatales instituciones jurídicas y políticas rectoras de la vida en sociedad – tienen como fin principal la protección de los derechos de los seres humanos y la creación de circunstancias que les permitan progresar y alcanzar la felicidad.
En el 2022 y con posterioridad, se expresó solidaridad: con el pueblo de Ucrania por la guerra de agresión en su contra; con el pueblo de Haití por la situación de abandono de la cooperación internacional, violencia y vulneración de derechos humanos; con el pueblo de Guatemala por el respeto al derecho del pueblo a la democracia, a los resultados electorales auténticos y al estado de Derecho. En la actualidad, se cumple el deber de solidaridad con el pueblo venezolano.
Por ello, es de poner de manifiesto nuestra solidaridad internacional con el pueblo titular de la soberanía del Estado de Venezuela y con su derecho a exigir – al Gobierno- cumplir con la obligación imperativa del Estado de respetar y proteger la dignidad humana y de velar por el ejercicio y disfrute de los derechos humanos de las personas y del pueblo;
y el requerimiento especial de cumplimiento debido del deber del gobierno de cumplir la imperativa obligación del Estado de garantizar – a todas las personas de la sociedad venezolana – el disfrute de sus derechos a la democracia y al estado de Derecho así como a la libertad, la igualdad, la paz y la justicia social que – todo Gobierno de todo Estado democrático – debe respetar y hacer cumplir por ser instrumento creado constitucionalmente para servir exclusivamente, con pluralismo y sin discriminación política u otra, a la dignificación, al bienestar y al progreso social de toda la población.
Solidaridad internacional, en consecuencia, con el repudio al uso arbitrario de la fuerza y del poder del Estado contra el pueblo soberano y con su reclamo de deducción de la responsabilidad personal de quienes así lo decidan, así procedan y de quienes teniendo autoridad para evitarlo se abstienen de hacerlo.
Solidaridad internacional, en fin, con todas las personas que conforman la sociedad venezolana para que puedan ejercer sus derechos humanos y prevenir y evitar su vulneración; así como para que logren la realización pacífica de todas sus expectativas democráticas como pueblo soberano.