martes, enero 14, 2025
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“NUESTROS DERECHOS, NUESTRO FUTURO ¡YA!”

Tegucigalpa, Honduras

“NUESTROS DERECHOS, NUESTRO FUTURO ¡YA!”

Por: Roberto Herrera Cáceres

Este 10 de diciembre de 2024 se cumplirá setenta y seis años de haberse proclamado la Declaración Universal de Derechos Humanos, en  cuyo homenaje se celebra- en esa fecha – el Día Internacional de los Derechos Humanos que -desde Ginebra – la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos promueve bajo la campaña anual «Nuestros derechos, nuestro futuro ¡Ya!«.

Alrededor de ochenta años han transcurrido ya desde la proclamación de la prioridad de la dignidad y los derechos de los seres humanos, en firme reconocimiento universal de ser la base fundamental y el objetivo superior a ser protegido por el régimen de derecho que caracteriza el orden internacional vigente a partir de 1945, con la entrada en vigor de la Carta de la ONU, complementada – a partir de 1948 – con la Declaración Universal; y, con posterioridad, con la Carta Internacional de Derechos Humanos y, en general hasta la fecha, con el Derecho Internacional de los derechos Humanos.

A pesar de ese reconocimiento enérgico, profundo y humanamente significativo: gran parte de las personas y pueblos que conforman la humanidad en el planeta siguen todavía sin disfrutar de la efectividad del respeto, protección y promoción de su dignidad y derechos humanos que – en virtud de la igualdad de la dignidad y del valor de todos los seres humanos – deberían protegerse nacional e internacionalmente para que sean aprovechadas equitativamente por toda la humanidad, en todas partes del planeta Tierra.

Ante esa prolongada situación de injusticia social: ya es tiempo de empoderarnos solidariamente de nuestra dignidad y derechos como seres humanos y de honrarnos nosotros mismos promoviendo deliberadamente nuestra dignidad y derechos humanos en su posición y prioridad suprema en los Estados y organizaciones internacionales; y dirigir, hacia ello – como siempre debió haber sido – el funcionamiento y resultados de esas organizaciones jurídicas que, hemos conformado como pueblos soberanos. En otros términos, debemos evitar – en adelante – malos gobiernos (gobiernos ilegítimos) que son los que han conducido arbitrariamente – a nuestros Estados y organizaciones internacionales – a la actual realidad contraria a la vida digna de una mayoría considerable de personas y a la falta de desarrollo de los pueblos, negándoles su derecho a la protección de su dignidad y sus derechos humanos que – dichos gobiernos – sólo reconocen como acto aparente encubriendo su verdadero propósito de negarlos en su realización y disfrute cierto y debidamente garantizado.

Ante esa situación, es de compartir la pertinencia de la exhortación a dar el paso decisivo hacia “Nuestros derechos, nuestro futuro ¡Ya!” para lograr lo que nos ha sido vedado abusivamente hasta ahora y nos es debido para el futuro próximo, en particular, el derecho a la protección de los derechos humanos – expresado en el Artículo 28 de la Declaración Universal de  Derechos Humanos – según el cual: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados   se hagan plenamente efectivos”.

En consecuencia, el propósito solidario de la humanidad a partir del 2025 – en el orden social de los Estados y en la estructuración del orden internacional – necesita ser la garantía de todos los gobiernos de atender las condiciones que conduzcan directamente a superar la etapa pasada de proclamaciones solamente formales, asegurando la efectividad real de los derechos humanos y su ejercicio y disfrute en la práctica de la vida diaria de las personas y pueblos.

Con esa voluntad compartida, desde el 10 de diciembre del año pasado 2024, en ocasión de 75 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, divulgamos – por este medio – la primera instancia cívica al Sr. Secretario General de la ONU para que desarrollase, presentase e impulsase la proclamación de un orden internacional de respeto y promoción de la dignidad humana, del bienestar común de los pueblos, y de la protección del planeta Tierra.

Urgimos desde entonces, a reclamar a los gobiernos de los Estados a que – ante sus necesidades, experiencias, crisis y limitadas buenas expectativas internas e internacionales – asuman como debieron haberlo hecho siempre la prioridad suprema de la razón de la existencia de los Estados a los cuales deben servir para asegurar la vida digna en democracia de sus pueblos. Lo que es posible lograr, reordenando e impulsando un orden mundial cuyo objetivo supremo sea hacer efectivo el respeto y promoción de la dignidad humana, el bienestar común de los pueblos y la protección del Planeta tierracreando progresivas condiciones para un ambiente integral favorable al disfrute real de los derechos humanos de cada persona y de los pueblos, en democracia, paz, igualdad, libertad, democracia, justicia social, estado de Derecho y solidaridad.

Del 22 al 30 de septiembre de 2024, la ONU realizó la Cumbre del Futuro con la presencia de ciento noventa y tres gobiernos actuales de los Estados miembros, por lo queen una segunda instancia de ciudadanía mundial – reiteré el consenso generalizado de los pueblos sobre la necesidad de lograr el objetivo de asegurar ese mejor futuro para las personas y el planeta; y de adecuar a ese cambio toda la estructura funcional de la ONU. La conformidad con ese consenso generalizado de los pueblos de los Estados miembros es la cuestión crucial – aún pendiente – que determinará si la ONU – tal como está previsto expresamente desde su origen y en la evolución el estado de Derecho en vigor  – volverá a reencontrar su central y suprema meta humana,  cesando de tomar decisiones y de actuar confusamente – como lo ha hecho hasta ahora   afirmando que el “objetivo supremo” de la ONU es la paz y seguridad internacionales; dejando en segundo plano imperceptible la superior meta general de las Naciones Unidas de garantizar la vida digna de toda la humanidad en el planeta Tierra.

En atención a todo ello, nuestro futuro hacia ese humanista orden social e internacional requiere de una democrática revolución pacífica sobre la cual hay suficiente documentación y evidencia científica que lo justifica, así como lo corrobora igualmente la realidad nacional e internacional. A este empeño, estamos dedicando gran parte de nuestro pensamiento y dedicación que anuncia mayores resultados en las próximas semanas para contribuir a empoderar, a personas y pueblos, sobre el derecho a la revolución pacífica de la ciudadanía nacional y mundial para materializar o hacer realidad el derecho a proteger su dignidad y derechos humanos y a resguardar nuestro planeta Tierra. RHC/hondudiario

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