*** Las declaraciones de la presidenta Castro de Zelaya fueron emitidas el 1 de enero de 2025.

El analista político Graco Pérez expresó este jueves que la reciente amenaza de la presidenta de Honduras, Xiomara Castro de Zelaya, de retirar la base militar estadounidense en Palmerola constituye una estrategia prematura e inapropiada, especialmente para un gobierno que aún no ha asumido plenamente su mandato.
Según Pérez, esta postura refleja un enfoque erróneo por parte del Gobierno hondureño, dado que Donald Trump aún no ha tomado posesión oficial de su cargo.
“Me parece una estrategia equivocada, además de prematura, de iniciar una confrontación con un gobierno que ni siquiera ha asumido su posición”, dijo el analista hondureño, quien avizoró una “radicalización” del Gobierno.
Las declaraciones de la presidenta Castro de Zelaya fueron emitidas el 1 de enero de 2025, durante una cadena nacional en radio y televisión, en la que amenazó con retirar la base militar si el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lleva a cabo su plan de deportaciones masivas.

Al respecto, Pérez alertó que las amenazas no son una vía adecuada para resolver diferencias, especialmente cuando se trata de un acuerdo de cooperación militar que abarca no solo la presencia de la base, sino también otras áreas importantes como el mantenimiento de infraestructuras, la lucha contra el narcotráfico y la mejora de caminos y escuelas en Honduras. Para el analista, el enfoque debe centrarse en los beneficios a largo plazo de la cooperación entre Honduras y Estados Unidos.
En cuanto a la cuestión legal sobre la base en Palmerola, Pérez respaldó al canciller hondureño, Enrique Reina, al señalar que no es necesario consultar al Congreso Nacional para derogar el convenio de cooperación militar. Sin embargo, subrayó que el acuerdo incluye un anexo que establece que, en caso de terminarse, la vigencia del convenio se extendería por un año más, es decir, hasta el final del mandato de la actual administración.
El analista también advirtió que la decisión de terminar el convenio con Estados Unidos podría traer consigo consecuencias negativas para Honduras, ya que implicaría una relación más tensa con el nuevo gobierno de Donald Trump.

Pérez cuestionó la validez del argumento de la presidenta Castro de Zelaya sobre las deportaciones masivas, pues aún no está claro si la administración de Trump tendrá la capacidad de implementar dicha política.
“Me parece que son amenazas más de tipo ideológica”, comentó Pérez, quien opinó que la actitud de la Presidenta podría indicar que el Gobierno de Libre se radicalizará en su último año de mandato, lo que podría resultar en mayores dificultades para el país. Según su análisis, estas posturas extremas solo generarían más daño a Honduras, especialmente en el ámbito internacional.
El analista también advirtió sobre las repercusiones de una posible finalización del convenio de Palmerola, ya que podría agravar aún más las relaciones con Estados Unidos en otros aspectos. Pérez opinó que una confrontación abierta con el gobierno de Trump sería un error estratégico, especialmente considerando la importancia de la cooperación bilateral para el desarrollo de Honduras.

Complicar relaciones bilaterales
Por su parte, el analista político Olban Valladares también criticó la postura de la mandataria, y la calificó de “absurda” y “torpe”. Valladares consideró que iniciar un conflicto con el gobierno entrante de Estados Unidos solo complicaría las relaciones bilaterales, en lugar de buscar un diálogo constructivo que beneficie a ambas naciones.
El diputado nacionalista Junior Burbara se mostró igualmente crítico de la postura de Castro de Zelaya, calificando las declaraciones como un “error diplomático”. Burbara destacó que el discurso dado por la Presidenta no fue un intento de diálogo, sino un ultimátum en el que se condicionaban las deportaciones masivas a la permanencia de la base en Palmerola.
Burbara subrayó que no es apropiado iniciar negociaciones bajo la presión de amenazas, y consideró que esta postura demuestra una falta de preparación diplomática por parte de los asesores de la presidenta. A su juicio, las autoridades hondureñas deberían haber adoptado un enfoque más equilibrado y racional, en lugar de recurrir a medidas de confrontación que solo complican aún más las relaciones internacionales del país.