*** El “Mar de Flores” y la Reserva del Milú son ejemplos del esfuerzo de Jiangsu por equilibrar la preservación de la biodiversidad con el desarrollo sostenible.
En los horizontes de la provincia de Jiangsu, entre humedales y paisajes florecidos, se preservan tesoros naturales e históricos que reflejan el compromiso de China con la conservación y la belleza. Desde la emblemática Reserva Natural del Milú hasta el exuberante “Mar de Flores” de los Países Bajos, esta región es un santuario para la biodiversidad y un deleite para los amantes de la naturaleza.
El renacer del ciervo de David
A orillas de extensos humedales, la Reserva Natural del Milú protege miles de ejemplares de este ciervo emblemático, conocido también como el ciervo de David (Elaphurus davidianus). Extinto en su hábitat natural durante el siglo XX, el milú encontró en Jiangsu un refugio donde su población se recupera gracias a meticulosos programas de cría en cautiverio.
Desde su creación en 1986, la reserva trabaja en la restauración de la especie. Los primeros ciervos fueron reintroducidos desde el zoológico de Inglaterra, marcando el inicio de un esfuerzo sin precedentes para devolver a esta criatura a los ecosistemas chinos. Hoy, la población del milú alcanza los 8.216 ejemplares, con alrededor de 3.000 viviendo en estado salvaje.
El comportamiento social de estos ciervos es una muestra de la naturaleza jerárquica que rige su dinámica. Los machos compiten por el liderazgo del grupo y solo el más fuerte, con astas imponentes, puede gobernar y reproducirse con una comunidad de hasta 300 hembras. La temporada de apareamiento ocurre en junio, y tras una gestación de nueve meses, las hembras dan a luz una sola cría que, en apenas una hora, ya puede correr.
Un santuario en constante evolución
La reserva se extiende por 2.667 hectáreas de humedales, donde los ciervos comparten el hábitat con aves migratorias como patos salvajes. En el centro del santuario se erige una torre de 39 metros de altura, diseñada en honor al número original de ciervos que iniciaron la repoblación de la especie.
Entre los humedales, los majestuosos ciervos de David, con sus astas coronando la cabeza si son machos, pastan con desenvoltura, recordándonos que la naturaleza siempre guarda segundas oportunidades. Los visitantes pueden observar y alimentar con zanahorias a estos esplendorosos animales, reconocibles por sus cornamentas ramificadas y su pelaje rojizo, mientras pastan en manadas o cruzan las aguas poco profundas.
El objetivo final es restaurar completamente la población silvestre y liberar más ciervos a la naturaleza, incluyendo envíos recientes a Mongolia. Sin embargo, el equilibrio entre el crecimiento poblacional y la sostenibilidad del hábitat sigue siendo un desafío. El coste de alimentación de estos animales oscila entre los 15 y 18 yuanes por día, y los especialistas trabajan en garantizar que la expansión de la especie no afecte su entorno natural.
El “Mar de Flores” de Jiangsu
A pocos kilómetros de la reserva, otro espectáculo natural atrae a millones de visitantes cada año. El “Mar de Flores” de Jiangsu es un parque temático floral donde los tulipanes reinan como protagonistas, formando un mosaico de colores vibrantes que se extiende hasta el horizonte.
Aunque los tulipanes se asocian tradicionalmente con los Países Bajos, su origen podría rastrearse hasta las altiplanicies de China. Hoy, Jiangsu rinde homenaje a esta flor con un parque de 600 hectáreas, donde cada primavera las variedades de tulipanes, lirios, narcisos y lavanda florecen en todo su esplendor.
Un ecosistema floral de impacto económico y cultural
El parque no solo es un destino turístico, sino también un motor económico para las comunidades aledañas. Ocho pueblos cercanos proveen las flores que adornan el paisaje, mientras que el centro de investigación del parque desarrolla nuevas variedades de tulipanes y bulbos para la exportación.
Las ventas en el parque combinan la experiencia visual con la posibilidad de adquirir productos florales. Los visitantes pueden comprar ramos por un precio promedio de 80 yuanes, así como fertilizantes y arreglos florales personalizados. Además, el comercio en línea permite que los pedidos lleguen en un solo día gracias a un eficiente sistema logístico.
Un viaje sensorial entre la naturaleza y la cultura
El “Mar de Flores” también ofrece espacios de esparcimiento, con restaurantes, cafeterías y senderos para pasear entre los campos floridos. Sus estructuras evocan paisajes europeos, con molinos de viento y puentes de estilo holandés que crean una atmósfera de ensueño.
Uno de sus mayores atractivos es un teatro inspirado en la luna, donde se celebran espectáculos diarios bajo la temática del “amor y la naturaleza”. La arquitectura del teatro cambia de color según la iluminación, representando tulipanes en constante floración y corazones latiendo al ritmo de la vida.
Un puente entre el pasado y el futuro
El “Mar de Flores” y la Reserva del Milú son ejemplos del esfuerzo de Jiangsu por equilibrar la preservación de la biodiversidad con el desarrollo sostenible. Mientras que la reserva devuelve a la vida a una especie que estuvo al borde de la extinción, el parque floral muestra cómo la naturaleza y la economía pueden florecer en armonía.
Con más de cuatro millones de visitantes anuales, estos destinos convierten a Jiangsu en un referente del ecoturismo y la investigación ambiental, demostrando que el legado de la naturaleza no solo se preserva, sino que también se cultiva para las generaciones futuras. OB/Hondudiario