*** Durante cuatro días, los participantes provenientes de 22 países exploraron las ciudades de Luoyang y Zhengzhou.
Como viajeros en el tiempo, 27 periodistas de América Latina y el Caribe emprendieron un recorrido por la provincia de Henan, en el corazón de China, donde la historia milenaria y la modernidad del presente se entrelazan como las aguas del río Amarillo que serpentea por sus tierras.
La iniciativa, bautizada como “Viaje por la civilización china”, fue organizada por CGTN, el Departamento de Prensa, Comunicación y Diplomacia del Ministerio de Relaciones Exteriores de China y el Departamento de Publicidad del Comité Provincial del Partido Comunista de China en Henan.
Durante cuatro días, los participantes provenientes de 22 países exploraron las ciudades de Luoyang y Zhengzhou, descubriendo en cada paso las huellas de una civilización que, como un gran árbol, hunde sus raíces en más de 5.000 años de historia.
Fragancia del Jardín Nacional de las Peonías
El primer día del recorrido abrió sus puertas con la fragancia embriagadora del Jardín Nacional de las Peonías de Luoyang, un santuario botánico donde florecen más de 1.200 variedades y 400.000 ejemplares de esta flor, considerada la “Reina de las Flores” en la cultura china.
En el extremo sur del jardín, los periodistas contemplaron peonías legendarias, algunas con hasta 40 años de historia, cuyos orígenes se remontan a la dinastía Tang. El recorrido incluyó una exposición de peonías importadas de diversos rincones del mundo y la célebre piedra de peonía, exclusiva de Luoyang, cuyos dibujos naturales evocan flores eternamente pintadas en roca.
Los visitantes también admiraron una rara peonía verde, cuyo color parece surgido de los sueños, y una peonía amarilla conocida como “la corona”, famosa por su ligero aroma a limón, reflejo de la delicadeza de la naturaleza. Una curiosidad que asombró a muchos fue encontrar peonías de diferentes colores brotando de una misma raíz.
En el centro del jardín, se exhibían productos elaborados a partir de peonías: mascarillas para el cuidado de la piel, cervezas artesanales y piezas de arte que retratan no solo flores, sino también escenas como la de un gatito, símbolo de prosperidad.
Más que un simple parque, el jardín es un puente entre eras: sus senderos, bordeados por canales de agua, conducen al visitante desde antiguas leyendas hasta aplicaciones modernas de la botánica, ya que impulsa la investigación científica, creando nuevas especies como la Haihuang y la Huajing.
El lugar no solo exhibe peonías en su esplendor, sino que también ofrece un entorno paisajístico tradicional chino, con pagodas, puentes y estanques que complementan la experiencia. Así, se convierte en uno de los destinos más emblemáticos para los amantes de las flores, y reflejando la profunda conexión cultural que China tiene con las peonías, asociadas a la prosperidad, la buena fortuna y la elegancia.
Un Luoyang vivo
La jornada inaugural incluyó un acto de bienvenida ofrecido por las autoridades de Luoyang y del Comité Municipal del Partido Comunista, quienes, en boca de Liang Jipeng, viceministra de Propaganda, subrayaron la hospitalidad y la importancia histórica de la ciudad.
Liang celebró que el Luoyang “de hoy” es una cuna de civilización y talento, una ciudad que combina el peso del pasado con la energía de la modernización, y abraza al mundo con espíritu abierto.
Igual, expresó a los periodistas su “sincero” agradecimiento por difundir la historia de Luoyang y transmitirlo al mundo exterior. “La visita de los medios servirá para mostrar un Luoyang vivo … y escribir conjuntamente un capítulo de beneficio mutuo”, agregó.
Los representantes de CGTN, por su parte, destacaron el rol de los periodistas como “narradores de historias y constructores de puentes” en la nueva era de entendimiento mutuo.
Arte budista bajo la noche
El viaje continuó con la visita a las Grutas de Longmen, joya del arte budista tallado en piedra, donde los reporteros, bajo la luz tenue de la noche, atravesaron la gran puerta de Longmen, custodiada (como en un cuento) por un pequeño gato que acaparó las caricias y retrasó la comitiva.
En las laderas de los montes Longmen y Xiangshan, los visitantes contemplaron más de 100.000 esculturas y relieves, labrados entre los siglos V y VIII, que sobreviven como ecos petrificados de un fervor espiritual.
Los guías explicaron que algunas estatuas, como los grandes budas, presentan rasgos de extranjeros, evidencia del diálogo cultural entre China e India en tiempos antiguos, mientras que otras han perdido extremidades tras siglos de erosión y saqueos.
El Gran Buda Vairocana, de 17 metros de altura, en el templo Fengxian, se alza como un titán de serenidad, símbolo del esplendor artístico alcanzado durante la dinastía Tang y orgullo de la humanidad desde su reconocimiento como Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2000.
Las estatuas talladas en acantilados de piedra es un testimonio de la devoción, la habilidad artística y la historia cultural de China. Cada dinastía dejó su huella: desde las figuras delgadas y etéreas de los Wei hasta los rostros redondos y serenos de los Tang, considerados la cumbre del arte budista chino.
Así, entre flores eternas y piedras que murmuran rezos ancestrales, los periodistas latinoamericanos cerraron una jornada que, más que un viaje, fue un encuentro íntimo con el alma milenaria de China. OB/Hondudiario