*** Al Bayern le tocaba remontar si quería cantar el alirón y tocó arrebato desde que pisó el césped tras el descanso.
Un tanto de Yussuf Poulsen en el minuto 94 aplazó el alirón del Bayern Múnich, que acarició el título después de remontar un 0-2 en contra frente al Leipzig y murió en la orilla con un empate (3-3) con el que, de momento, es campeón virtual de Liga.
El Leipzig saltó al terreno de juego con hambre de victoria. Marcó territorio casi desde el primer minuto y ya de inicio avisó don dos ocasiones de Amaodu Haidara. En la primera, a los 120 segundos, obligó a Jonas Urbig a emplearse a fondo para evitar el primer gol; en la segunda, no apuntó bien y mandó fuera de la portería una opción muy clara.
El Bayern aún pudo responder a los ataques del Leipzig con otras dos ocasiones de Serge Gnabry y Leroy Sané que repitieron las situaciones de Hadiara: una se marchó fuera y la otra la salvó el guardameta Maarten Vandevoordt.
Y ahí se acabó el empuje del cuadro bávaro en el acto inicial. El Leipzig no se encogió ante el estirón de su rival y se encontró con un golazo de Benjamin Sesko que inició Xavi Simons en su parcela del terreno de juego con un pase profundo con el exterior del pie que recogió el delantero esloveno a 40 metros de la portería de Urbig.
El portero del Bayern tuvo mala suerte y resbaló cuando se disponía a interceptar a Sesko, quien decidió imitar a Simons con un golpeo con el exterior de su bota derecha. La pelota agarró una comba espectacular y el Leipzig celebró uno de los mejores tantos del curso en la Bundesliga.
El acierto de Sesko cayó como un jarro de agua fría para el Bayern, que recibió el segundo al filo del descanso: falta lanzada desde la izquierda por David Raum y cabezazo a la red de Lukas Klostermann para firmar un duro 2-0 antes del paso por vestuarios.
Al Bayern le tocaba remontar si quería cantar el alirón y tocó arrebato desde que pisó el césped tras el descanso. Se montó encima de la apisonadora, arrinconó desde el primer segundo al Leipzig y en un minuto y medio, entre el 62 y el 63, estableció la igualada con un cabezazo de Eric Dier a la salida de un córner y con un disparo al borde del área de Michael Olise.
Con media hora por delante, el Bayern olió la sangre y fue a por el gol que le daba el título. No quería ser campeón virtual, quería ser campeón con todas las de la ley. El Leipzig ya estaba totalmente anestesiado y parecía cuestión de tiempo que llegara el tercero.
Lo acariciaron Konrad Laimer, con un cabezazo prácticamente debajo de la portería, y Kingsley Coman, que falló un mano a mano ante Vandevoordt. Y cuando parecía que el Bayern se iba a quedar a medias de una remontada que parecía imposible, apareció Sané para generar unas esperanzas reales gracias a un certero remate a pase del hombre que se echó a su equipo a la espalda: Joshua Kimmich.
Harry Kane, desde la grada (lesionado), ya celebraba el título y la rotura de su gafe. El atacante inglés, con una carrera espectacular, no sumaba ningún trofeo. Sonreía y estaba preparado para celebrarlo. Pero entonces, en el minuto 94, apareció Poulsen para marcar en el único disparo entre los tres palos del Leipzig en toda la segunda parte. El Bayern tendrá que esperar una semana más para volver a sentarse en el trono de la Bundesliga. Kane también aplazará unos días la sensación real de sentirse ganador por una vez. EFE