*** Cespad contextualiza que la crisis en el hemiciclo legislativo, donde se determina que esta es la cuarta y última legislatura acompañada por una ruptura sustancial de las sesiones legislativas por inconvenientes entre los congresistas
La analista del Centro de Estudio para la Democracia (Cespad), Osiris Payes, determinó que la crisis en el hemiciclo legislativo, donde se determina que esta es la cuarta y última legislatura acompañada por una ruptura sustancial de las sesiones legislativas por inconvenientes entre los congresistas.
“La inacción legislativa responde a un diseño institucional que ha favorecido históricamente a una élite política que actúa bajo lógicas de poder invisible. Como advierte Bobbio, en América Latina la corrupción no escandaliza, sino que muchas veces es vista como “habilidad” o “inteligencia política”. Esta naturalización de la impunidad socava las condiciones empíricas para que las reglas democráticas operen de forma real y, en consecuencia, debilita la expectativa ciudadana de que las instituciones funcionen con integridad”, detalló en sus análisis Payes.
Agregó dentro de las acciones más preocupantes está el poco avance de los procesos pendientes por parte del poder Legislativo en temas trascendentales como agenda anticorrupción, la cual define uno de sus puntos más trascendentales en las próximas semanas.
“Restan 41 días para el 15 de junio, fecha para el vencimiento del Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno de Honduras y Naciones Unidas, firmado para facilitar la instalación de la CICIH. Este plazo representa una oportunidad decisiva para que el Congreso Nacional demuestre su disposición a cumplir con los compromisos asumidos. Si no se aprueban las reformas clave antes de esa fecha, el Congreso tendrá la responsabilidad política e histórica de haber desaprovechado, una vez más, la oportunidad de avanzar en la lucha contra la corrupción”, subrayó el análisis.
En su parte final, Cespad, determina que el país requiere de un Congreso Nacional, requiere de un sistema legislativo centrado en poder solucionar las múltiples fallas dentro del sistema y no formar parte de ellas permitiendo el crecimiento de la corrupción.
“La democracia hondureña necesita un Congreso que no actúe como cómplice de la impunidad, sino como arquitecto de un nuevo pacto normativo que restituya la confianza ciudadana en las instituciones. El desafío está planteado y con él, la oportunidad de que el Congreso Nacional deje de ser parte del problema para comenzar, por fin, a ser parte de la solución”, concluyó. HS/Hondudiario