***Antes de llegar al “Cañón” los visitantes podrán disfrutar de un hermoso sendero, cuyo verde conecta de inmediato con el ser interior al observar la hermosura y el sonido de los pájaros que vigilan esa zona del Hatillo, que pareciera ser un portal de tranquilidad, relajamiento y aventura.
Por Ronnie Huete
Los nacientes de agua que viajan hasta las agrestes y verdes montañas que rodean y protegen a la ciudad capital de Honduras, desde la zona protegida de la montaña de la Tigra, llegan con fuerza y belleza para formar mini cascadas y piscinas naturales, llamadas popularmente como pozas de aguas cristalinas, en donde los cercanos habitantes llegan para refrescarse del intenso calor que produce la temporada seca o lluviosa, según sea el caso del cuasi perfecto clima que se desarrolla en el trópico hondureño, corazón de América, que es bañado por las costas caribeñas y la perla del pacífico.
Este el caso del municipio del Hatillo situado a unos 16 kilómetros de la ciudad capital Tegucigalpa y desde donde se forma un cañón de piedras espectacular, diseñando miradores naturales, desde donde se vislumbra las luces de Tegucigalpa y Comayagüela y en donde también se forman entre las enormes rocas vertederos de agua pura, haciendo que la arquitectura de la madre naturaleza, haga enormes posas o balnearios naturales para que sus visitantes disfruten de este paisaje paradisiaco desde lo alto de la ciudad capital del Distrito Central.
Familias, amigos, parejas, hacen de su tiempo una efímera felicidad que debido al disfrute de su encanto natural se alarga y hace detener el tiempo como resultado del disfrute de estas maravillas naturales que posee Honduras y a escasos minutos de la caótica capital. El silencio y el murmullo de los aires, que se sienten desde este bañador natural, conocido como; “El cañón” resultan en un masaje que relaja la mente, el alma y el espíritu de quienes buscan la paz, como una medicina que cura los malestares que produce el ajetreado vivir de una ciudad.
Antes de llegar al “Cañón” los visitantes podrán disfrutar de un hermoso sendero, cuyo verde conecta de inmediato con el ser interior al observar la hermosura y el sonido de los pájaros que vigilan esa zona del Hatillo, que pareciera ser un portal de tranquilidad, relajamiento y aventura. Hay quienes llevan su emoción a practicar el deporte del Canopy para volar por los enormes cañones de roca, que forman la impactante estructura de esa zona del Hatillo.
Al llegar a las mágicas pozas, la paz comienza apoderarse de los visitantes, al momento de entrar a nadar en las limpias aguas que provienen desde la zona protegida de la Tigra. El nadar en ellas, hace olvidar lo agobiante que perece ser la vida y nos hace recordar el disfrute que podemos sacar de ella al momento de conectar con la naturaleza y belleza espectacular de las cascadas que bañan a quienes deciden ser felices en el “Cañón”. Fotos/ Roig Martínez / Por Ronnie Huete
