*** Reivindicación que hacemos bajo la guía de nuestra conciencia nacional y de las propias exigencias incesantes de acción ciudadana que provienen de nuestro espíritu de patriotismo constitucional.

Hermanas y hermanos hondureños de todas las generaciones presentes: en el anterior Mensaje Ciudadano nos comprometimos a compartir la llave maestra para todos (as) tener acceso a la utilización conjunta de los medios que nos harán posible avanzar cívicamente hacia la transformación nacional con paso firme conducente al logro progresivo del objetivo supremo del bien común de la hondureñidad. En el presente Mensaje Ciudadano de 26 de noviembre los convocamos a dar el paso conducente a la utilización de esa llave maestra que nos dará acceso a los medios de que disponemos en nuestra Patria Honduras.
La llave maestra que tenemos constitucionalmente para acceder, de manera democrática debida, a los medios de que disponemos en Honduras, es: nuestro derecho al sufragio y el cumplimiento de nuestra función pública como ciudadanos (as) electores de depositar nuestros respectivos votos ciudadanos, de manera meditada, consciente y responsable, en las elecciones generales del 30 de noviembre. Lo que significa haber reflexionado sobre los mensajes provenientes de nuestros antecesores; las enseñanzas de nuestras propias experiencias de vida individual y social; y lo que actualmente tenemos y que ha sido hecho en nombre y representación del Pueblo Soberano como lo es el diseño de la organización y el funcionamiento del Estado de Derecho y la sociedad democrática pluralista de Honduras, tal como expresado y plasmado normativamente en la Constitución de la República y en los instrumentos complementarios o derivados de ella.
Ordenamiento jurídico – político que ha constituido, a nuestro país, como Estado pluralista democrático de Derecho con finalidad social que obliga imperativamente a los servidores públicos a trabajar directa y exclusivamente para asegurar una sociedad política, social y económicamente justa que garantice condiciones concretas y apropiadas de protección y promoción de la dignidad humana; y que haga posible a todas y todos los hondureños: el acceso a iguales oportunidades y posibilidades que – sin discriminación o exclusión alguna – provean a su bienestar y progreso personal, personal, familiar y social. Aspiración y derecho individual y del pueblo que continúan siendo necesidades insatisfechas, pero cuyo cumplimiento se reclama en ejercicio reivindicatorio de la dignidad y derechos humanos de cada persona individual y de todos Nosotros(as), el Pueblo Soberano.
Reivindicación que hacemos bajo la guía de nuestra conciencia nacional y de las propias exigencias incesantes de acción ciudadana que provienen de nuestro espíritu de patriotismo constitucional. Aspectos que constituyen el fundamento ético y cívico del poder de nuestro voto soberano que motiva esta convocatoria a que – en unión solidaria – defendamos nuestra dignidad y por medio de nuestro voto en las elecciones generales del 30 de noviembre: exijamos la constante y creciente realización de nuestro bien común como personas y pueblo soberano, a quien– en su gran mayoría –se le ha ilegítima e indebidamente negado, hasta ahora, el disfrute real de su dignidad y de sus derechos humanos.
Esa es la razón fundamental de la necesidad de que cada hondureño y hondureña cumpla su cívica obligación y derecho de meditar previamente por quien va a votar y que es lo que busca lograr con su voto para mejorar permanentemente su vida y la de los demás; y así consciente y responsablemente depositar su voto que expresa su propia dignidad. Lo que es punto considerablemente importante y decisivo, porque su resultado tendrá gran consecuencia sobre el presente que vivimos y el futuro a que aspiramos. al ser respuesta fundamental y decisiva, largamente esperada, por la conciencia viva de la dignidad de cada hondureña y hondureño; y del espíritu patriótico de reivindicación – de Nosotros, el Pueblo Soberano – de nuestros derechos y de su cumplimiento y disfrute mediante el logro progresivo del bienestar común y progreso social, en nuestra Patria Honduras.

En efecto, Nosotros, el Pueblo Soberano somos el titular original y supremo del poder político de quien proceden todos los poderes públicos del Estado y a quien representan los ciudadanos (as) electos en la dirigencia y servicios que conducen los sucesivos gobiernos del Estado; y a quien corresponde también el derecho de autodeterminación política y económica del Estado: tal como se encuentra regulado en la Constitución de la República y en los instrumentos complementarios o derivados de ella. Ese marco constitucional jurídico – político regula y caracteriza a nuestra Patria, como Estado de Democracia pluralista y de Derecho con finalidad social que debe garantizar una sociedad política, social y económicamente justa que asegure condiciones, concretas y apropiadas, para el bienestar y progreso personal, familiar y social, para todas y todos los habitantes.
Debemos reflexionar siempre sobre lo anterior y actuar con conciencia enraizada en nuestra dignidad humana, lo que hace necesario tender puentes de dignidad que faciliten llevar este mensaje de digna democracia viva a toda la hondureñidad, para que sea conocido y aceptado por el mayor número de las personas que habitan en los doscientos noventa y ocho municipios de Honduras, en este crucial momento en nuestras vidas que nos convoca a ejercer nuestro personal derecho político al sufragio; y nos llama a cumplir nuestra función pública constitucional como ciudadanos(as) electores que hemos meditado y estamos preparados para votar y elegir consciente y responsablemente a ciudadanos(as) honestos y honrados, capaces y competentes que aseguren – bajo el imperio de la Constitución de la República – la buena gestión del funcionamiento del Estado; y que se desempeñen como dignos representantes de Nosotros (as), el Pueblo Soberano.
En consecuencia, la atención debe centrarse en concretar ese primer paso en las elecciones generales del 30 de noviembre, mediante una buena selección de ciudadanos (as) honestos y honrados, con capacidad y competencia en la gestión de los asuntos públicos. Ciudadanos (as) que actúen como dignos representantes nuestros en los gobiernos que se suceden al servicio del buen funcionamiento de nuestro Estado: observando y cumpliendo debidamente los deberes, obligaciones, responsabilidades y atribuciones que la Constitución establece; y el eficaz fomento del desarrollo sostenible integral – en colaboración estrecha con la sociedad – para utilizar racionalmente los talentos humanos, los recursos naturales y las riquezas nacionales, a fin de crear condiciones apropiadas para la seguridad humana y el desarrollo sostenible local y nacional que conduce al bienestar general e individual.
Tenemos la posibilidad de cambiar nuestro injusto presente por un porvenir mejor para todos(as), a partir de las elecciones generales del 30 de noviembre, si reflexionamos sobre nuestro poder ciudadano y depositamos votos meditados, conscientes y responsables, como llaves maestras que pueden abrir las puertas de acceso a todos los medios y recursos que nos harán posible construir ordenadamente la nueva realidad social que la Constitución de la República garantiza normativamente para toda la hondureñidad. Dr. H. Roberto Herrera Cáceres



