*** Taulabé se mantiene como uno de esos lugares intactos, emblemáticos y que continúan invitando a entrar, linterna (o teléfonos) en mano, a un mundo silencioso y fascinante que permanece virgen bajo la tierra.
Las Cuevas de Taulabé siguen siendo, medio siglo después de su apertura al público, uno de los destinos subterráneos más emblemáticos de Honduras, y al igual que sus paredes de roca el destino turístico perdura en el tiempo, que se sustenta en la alta afluencia de visitantes que recibe el lugar, según manifestó a Hondudiario el administrador Alex Giovanni.
Ubicadas en el corazón de Comayagua, el sistema cavernario continúa atrayendo a viajeros que buscan una mezcla de aventura, historia natural y un contacto cercano con las formaciones rocosas que la naturaleza esculpió durante millones de años. Aunque apenas una fracción de su extensión total (aún no totalmente explorada) está habilitada para los visitantes, el recorrido disponible permite apreciar estalactitas, estalagmitas y amplias cámaras internas que dan la sensación de entrar en otro mundo.
Giovanni narró que la formación natural fue descubierta en 1969 por “un accidente” cuando estaban haciendo la carretera CA-5 “una compañía israelita y se cayó el maquinista, según la historia y descubrieron lo que es las cuevas”.
El encargado describió el interior de la cueva y la facilidad para visitarla, y sus primeros 300 metros “con luces, gradas y pasamanos lo que es estalagmitas, estalagmitas, mucha historia dentro de las cuevas y como se observa los precios son bien cómodos y estamos siempre con administración ahorita del alcalde Denis Membreño”.
Un destino seguro y accesible
La infraestructura turística se ha ido adaptando con los años, pero sin alterar la esencia del lugar. Caminos mejorados, iluminación estratégica y personal capacitado han permitido que las cuevas sigan operando como un destino seguro y accesible, particularmente para quienes visitan la zona centro del país. Sin embargo, la experiencia conserva el carácter rústico y misterioso.
Giovanni indicó que la afluencia de visitantes es constante y diversificada. Los administrados y guías legalmente trabajan de lunes a viernes con colegios, kínder, escuelas y universidades, mientras que los fines de semana reciben a familias y a “el país de El Salvador que nos visita bastante”.
Sobre el flujo de visitantes, el administrador precisó que la llegada es constante, pero aumento en temporadas altas.
“Una cifra aproximadamente de unos, planteamos entre alumnos y padres de familia o familias completas un máximo de unas 700 personas. Lo que es la Semana Santa y la Morazánica, bueno la semana santa es mejor, mire que nosotros para la semana santa si aproximadamente recibimos unas 35 mil personas”.
El ingreso a las Cuevas de Taulabé está “bien accesible” debido a su ubicación en el kilómetro 140 a orilla de la CA-5, un punto donde “no hay pérdida”, además, destacó que, al ser una administración municipal, el apoyo para el mantenimiento, lo que es pinturas, bancas, las gradas y las luces, lo realiza la municipalidad.
La visita a las cavernas puede generar cierta aprensión en algunos, pues hay gente que padece de claustrofobia que es “normal” y a otros que les da miedo por la oscuridad, sin embargo, aseguró que la mayoría de la gente queda “encantada porque es una cosa espectacular que no todos los lugares lo tenemos, Taulabé es uno que es un beneficiario en eso y por todo tenemos 24 cuevas en el municipio, pero al público solo está esta”.
Hoy, las Cuevas de Taulabé representan tanto un punto de referencia geológico como un patrimonio turístico que sobrevive. Su permanencia en el imaginario colectivo se explica no solo por su belleza natural, sino también por la sensación de descubrimiento que ofrecen a cada visitante.
En un país que busca rescatar y fortalecer su identidad turística, Taulabé se mantiene como uno de esos lugares intactos, emblemáticos y que continúan invitando a entrar, linterna (o teléfonos) en mano, a un mundo silencioso y fascinante que permanece virgen bajo la tierra. OB/Hondudiario
