*** Castellanos recordó que el país ya cumplió: votó, esperó y soportó la incertidumbre.

La directora ejecutiva del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos, emitió un post en su cuenta de X en donde dejó claro que el Gobierno de Xiomara de Zelaya deja una deuda pendiente con el pueblo hondureño en combatir la corrupción, de la misma manera que el nuevo tiene o deberá de enfrentar la corrupción selectiva que tanto daño le hizo al país.
“El gobierno saliente deja una deuda evidente. A pesar del discurso reiterado sobre justicia y combate a la corrupción, los resultados fueron limitados y no lograron traducirse en sanciones ejemplares contra redes de corrupción de alto impacto. Como aprendió el país —otra vez—, la épica sin instituciones termina siendo solo retórica. Esa distancia entre promesa y resultado volvió a erosionar la confianza ciudadana”, puntualizó Castellanos.
Comentó que: “Por eso, cualquier expectativa hacia el nuevo gobierno no puede ser ingenua ni complaciente. No hay espacio para cheques en blanco ni indulgencias anticipadas. Si realmente quiere marcar un nuevo destino para el país, debe empezar por donde siempre se falla: combatir la corrupción sin selectividad, sin pactos y sin excusas; no como una consigna política, sino como una obligación básica del ejercicio del poder”.

Mientras que el cierre de 2025 no trae certezas plenas, para Castellanos deja un país cansado de un proceso electoral largo, tenso y marcado por la polarización. El conteo se extendió más de lo razonable y expuso, una vez más, la fragilidad del Consejo Nacional Electoral frente a la presión política y la manipulación deliberada de los partidos en contienda, en un vacío donde el voto ya ocurrió, pero el país aún no sabía qué hacer con él.
“La declaratoria oficial puso fin a ese limbo. No fue un acto épico ni una victoria democrática: fue el cumplimiento de un procedimiento que debió resolverse con normalidad. En Honduras, sin embargo, ese cierre era indispensable para evitar que la incertidumbre siguiera siendo utilizada como herramienta de confrontación y desgaste institucional”, citó la directora del CNA.
Expuso que con la declaratoria inicia un nuevo período de gobierno encabezado por Nasry Asfura, no como promesa de redención ni como punto de partida ideal, sino como una responsabilidad concreta y acotada en el tiempo: cuatro años para gobernar con integridad en un país profundamente escéptico.

“La relativa calma que comienza a percibirse no debe confundirse con olvido. Es apenas una pausa necesaria para restablecer condiciones mínimas de gobernabilidad y confianza social. Esa estabilidad no la garantiza un partido ni una figura presidencial, sino el respeto a la ley, la transparencia en las decisiones y la coherencia entre discurso y acción”, acotó.
Castellanos recordó que el país ya cumplió: votó, esperó y soportó la incertidumbre. Ahora corresponde a quienes gobernarán demostrar, con hechos verificables, que entienden algo esencial: la esperanza no se proclama, se administra; no se construye con retórica, sino con instituciones que funcionan y con justicia que no distingue apellidos ni colores políticos. AB/Hondudiario



