*** «En Centroamérica, vivimos cada día una democracia de apariencia porque los sucesivos gobiernos de los Estados aún no cumplen con lo que al respecto se estipuló en el Acuerdo de Paz de Esquipulas II de 1987, regulando el Procedimiento por una Paz Firme y Duradera en Centroamérica, en el cual se señala el proceso de democratización al que se comprometieron también multilateralmente los Estados», dice el Ombudsman hondureño.
[su_heading]Tegucigalpa, Honduras [/su_heading]
Finalizó el año 2023 y la consolidación democrática en Honduras y en toda Centroamérica, sigue en un creciente deterioro, porque varios gobiernos se ejercen autocráticamente y con abuso de poder, sus atribuciones y facultades facilitan la corrupción, polarización, erosión de controles institucionales, la alteración contraria a la separación de poderes, lo que violentan el Estado de Derecho, nacional y subregional, indicó el consultor internacional, doctor Roberto Herrera Cáceres, entrevistado por el primer periódico digital de Honduras, sobre la situación socio política en Centro América.
Sobre la preocupación nacional sobre el creciente deterioro del Estado de Derecho, de la democracia y de la integración para el desarrollo de Centroamérica, Herrera Cáceres dijo que es necesario «hacer visible y activar la invisible democracia genuina del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, con una esperanza revitalizada».
«Ya finalizó el año 2023, en en todo Centroamérica hay varios Estados gestionados por gobiernos que no siguen sus Planes de Nación de largo plazo; ejercen autocráticamente y con abuso de poder sus atribuciones y facultades, facilitan la corrupción, polarización, erosión de controles institucionales y desviación o alteración contraria a separación de poderes, y, en suma, violan o menoscaban el Estado de Derecho, nacional y subregional», refirió en términos generales el Ombudsman hondureño.
En tal sentido, agregó que esta situación «ya tienen una larga duración y es, por tanto, es de muy peligroso riesgo para la salud democrática de nuestros Estados como instrumentos de los pueblos soberanos porque todos deben garantizarnos condiciones que posibiliten dignidad humana y bienestar común, familiar e individual. Así resulta de nuestra libre determinación consignada en nuestras respectivas Constituciones de la República y en el Protocolo de Tegucigalpa que institucionaliza el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA)».
«En Centroamérica, vivimos cada día una democracia de apariencia porque los sucesivos gobiernos de los Estados aún no cumplen con lo que al respecto se estipuló en el Acuerdo de Paz de Esquipulas II de 1987, regulando el Procedimiento por una Paz Firme y Duradera en Centroamérica, en el cual se señala el proceso de democratización al que se comprometieron también multilateralmente reconociendo, desde entonces, que serían los pueblos centroamericanos y la comunidad internacional quienes los juzgarían en caso de no cumplirlo. Es lo que hoy, entre otros, nosotros hacemos por ser nuestro derecho como parte del pueblo hondureño y de los pueblos centroamericanos».
Sobre los sistemas de gobierno de los países centroamericanos, en los acuerdos regionales, todos se comprometieron a un auténtico proceso democrático pluralista y participativo que implicase la promoción de la justicia social, el respeto de los derechos humanos, la soberanía e independencia de los Estados y el perfeccionamiento de sistemas democráticos pluralistas y procesos electorales libres, honestos y periódicos, sobre la base del pleno respeto y protección de los derechos humanos de la ciudadanía.
El doctor Herrera Cáceres, indicó además que los países en complementación de las constituciones nacionales y en dirección a la integración para el desarrollo de Centroamérica, en el Protocolo de Tegucigalpa se determinó consecuentemente, «lo que es la democracia auténtica que hemos buscado históricamente y se requiere en función de nuestras propias realidades y necesidades».
Indicó que uno de los propósitos del Sistema de la Integración Centroamericana, es la consolidación democrática de los Estados y el fortalecimiento de sus instituciones sobre la base de la existencia de Gobiernos electos por sufragio universal, libre y secreto y el irrestricto respeto de los derechos humanos de los(as) ciudadanos; reconociendo esa genuina democracia como parte inseparable del desarrollo, la libertad y la paz. Lo que proclamó como un todo armónico e indivisible que debe orientar las actuaciones de cada uno de los Estados que, a su vez, deben superar males públicos, como la corrupción, la narcoactividad y la violencia. Así, desde 1991, el Estado de Derecho quedó y sigue vigente pero incumplido hasta la fecha».
Sobre si existe alguna esperanza sobre un proceso efectivo de consolidación democrática en Honduras y en toda Centroamérica, el doctor estimó que «es evidente que esos compromisos de consolidar una democracia genuina han sido incumplidos por la voluntad inconstitucional de esos ciudadanos (as) que gestionaron esos gobiernos del Estado, tanto en el ámbito nacional como en el de la organización centroamericana. Nuestra esperanza está ahora en que, a partir del 2024, el cumplimiento debido sea efectivo y ello pueda comenzar a apreciarse en el respeto de la dignidad y la facilitación del bienestar en la vida cotidiana de nuestras sociedades».
«Ese estado de ánimo sobre la factibilidad de la activación del proceso de consolidación de la genuina democracia con gobiernos gestionados por ciudadanos (as) compenetrados de patriotismo constitucional y civismo centroamericano, tiene una gran posibilidad de impulsarse, con el propio ejemplo esperado de la gestión gubernamental que, en su calidad de Presidente libremente electo asumirá en Guatemala, a partir del 14 de enero del 2024. el ciudadano don César Bernardo Arévalo de León. Esperanza que se tiene por su amplio conocimiento y experiencia en materia de democracia, desarrollo, seguridad humana, libertad y paz en Guatemala y Centroamérica; por la necesidad impostergable de activar la democracia auténtica en Centroamérica; y por las propias expectativas que, para su país, tiene el pueblo guatemalteco», puntualizó.
En tal sentido, dijo que «así, esperamos pasar de una democracia para los gobiernos a una democracia de los pueblos, por los pueblos y para los pueblos. Democracia auténtica cuyo goce y disfrute es derecho de los pueblos centroamericanos; y cuya efectiva realización, defensa y protección es obligación, imperativa e ineludible de aquellos ciudadanos (as) que gestionan gobiernos de los Estados centroamericanos. donde hay que abogar y luchar solidariamente unidos por todo ello», concluyó el doctor Herrera Cáceres. MO/Hondudiario