*** Kirk, de 31 años, fue asesinado el 10 de septiembre tras recibir un disparo mientras participaba, en la Universidad Utah Valley, en uno de sus tradicionales debates con estudiantes.
Decenas de miles de personas hicieron largas filas este domingo a las afueras del Estadio State Farm de Arizona para estar en el funeral del activista ultraconservador Charlie Kirk, asesinado el pasado 10 de septiembre, y presenciar en vivo a destacados líderes republicanos, entre ellos el presidente estadounidense, Donald Trump.
Vestidos de rojo, blanco y azul, y con sus “mejores atuendos de domingo”, tal como pedía la convocatoria, los seguidores del líder de la organización Turning Point comenzaron a llegar de madrugada para dar el último adiós a una figura polémica, conocida por defender ideas muy conservadoras y la libertad de expresión.
Jake, un joven de 21 años y estudiante de la Universidad Estatal de Arizona, llegó al estadio “mortificado” por los momentos de tensión política que atraviesa el país. “Me pone muy triste y me enoja mucho ver en qué se ha convertido el mundo”, dijo a EFE.
El estudiante había asistido a un evento organizado por Kirk el año anterior en la Universidad del Estado de Arizona, en el marco de la campaña para las elecciones presidenciales, y quedó cautivado por su personalidad.
“Fue muy inspirador e interesante, nunca había visto a tanta gente unida por una causa”, señaló Jake, quien asegura que uno de los puntos con los que más coincidía con Kirk era su visión sobre el aborto.
Kirk, de 31 años, fue asesinado el 10 de septiembre tras recibir un disparo mientras participaba, en la Universidad Utah Valley, en uno de sus tradicionales debates con estudiantes.
Fundador de Turning Point a los 18 años, se consolidó como una de las figuras más visibles del conservadurismo estadounidense.
Desde esa plataforma promovió entre los estudiantes principios como la libertad individual, el libre mercado y un gobierno limitado, además de defender valores cristianos extremos —incluido el creacionismo— y posturas asociadas al nacionalismo blanco, como la teoría del “gran reemplazo”. EFE