La batalla cultural
Por: Irving Guerrero
Tuve el honor de presenciar la conferencia que Agustin Laje dio en el auditorio de Vida Abundante recientemente. Lo que mas me impresionó fue el concepto de la Batalla Cultural entre la izquierda y la derecha. Un concepto que llama a la emotividad en los votantes para llevarlos a identificarse con una u otra propuesta política y llevarlos a la acción de votar el día de las elecciones.
La izquierda ha sido muy hábil en establecerse como la defensora de los grupos oprimidos, por lo que la narrativa de la batalla cultural gira alrededor de cómo la izquierda se vuelve la fuerza liberadora (por ende, el nombre del partido LIBRE) contra estos mecanismos de opresión.
Por ejemplo, la izquierda presenta a la mujer como oprimida por el hombre en un sistema que denominan como patriarcado. El patriarcado es presentado como una aberración pues el hombre oprime, abusa, explota a la mujer; y el socialismo propone un sistema en el cual se libera a la mujer de esta opresión. Usualmente lo hace por medio de instituciones del Estado, como ministerios de la mujer o ministerios de la familia, que se encargan de vigilar estos casos para castigar a estos hombres opresores.
Otro ejemplo típico, es el tema de la educación sexual en las escuelas. La izquierda propone que los niños deben de ser liberados de este patriarcado que limita que los niños puedan expresar su sexualidad libremente. Ejemplo es la ministra de Igualdad de España (Irene Montero) de un gobierno progresista quien dijo haciendo referencia a los menores; «Tienen derecho a conocer que pueden amar o tener relaciones sexuales con quien les dé la gana, basadas, eso sí, en el consentimiento. Y esos son derechos que tienen reconocidos, y que a ustedes no les gustan». La izquierda en su mente busca proteger por medio de una institución del estado este “derecho” que la mayoría considera una aberración (pedofilia). La solución planteada por la izquierda consistió en manuales de “educacion sexual” de tan asquerosa presencia que los padres de familia organizados en “con mis hijos no te metas” lograron detenerlos a pesar de los esfuerzos que hizo el gobierno de Xiomara Castro de hacerlos obligatorios.
La izquierda ha atacado abiertamente al cristianismo, que según ellos; con su fundamentalismo religioso oprime y explota al pueblo. La izquierda ha llegado a clausurar iglesias católicas en Nicaragua y hasta ha llegado al mas absurdo de usar la bufanda o kufiya que es un símbolo de solidaridad con el pueblo palestino en Gaza. Habría que explicarles que la gran mayoría de los hondureños somos cristianos y que la mayoría de los palestinos son musulmanes. Y que los musulmanes son conocidos por limitar los derechos de las mujeres en la educación, vida publica, profesional y hasta en su forma de vestir; haciendo de las mujeres ciudadanas de segunda categoría enmarcados en la ley Sharia.
Otro blanco típico de la izquierda es la propiedad privada presentada por medio de los empresarios o capitalistas; los que oprimen y explotan a los trabajadores. Estos han sido satanizados desde Marx quien llamaba permanentemente a una “lucha de clases” cuya inevitable conclusion sería el triunfo de la clase oprimida en la que los recursos pasarían de las manos privadas a manos del Estado. El Estado en manos de genios benevolentes que tomarán en sus despachos las desiciones que antes tomaban los capitalistas opresores, liberando asi a la clase trabajadora oprimida. La toma gradual del control de los activos privados se ejecuta por medio de mas impuestos y regulaciones. Por esto los socialistas o estatistas suelen agrandar el estado para poder ejecutar estos mecanismos que nos quitan parte de nuestros ingresos (con mas impuestos) y el control sobre nuestra propiedad (por medio de regulaciones, permisos y licencias para todo).
Otro blanco típico de la izquierda en esta batalla cultural es la meritocracia en la administración publica. Llegando al extremo de desvalorizar la educación y los méritos profesionales y reemplazándolos con el nepotismo. Pues la meritocracia es discriminatoria (a favor de quienes han logrado éxito académico) y solo en manos del estado y las familias ungidas de sabiduría (sea Chavez en Venezuela, Ortega en Nicaragua, Castro en Cuba o Zelaya en Honduras) puede el estado administrarse efectivamente. Pues la meritocracia es opresión y el nepotismo es la liberación de este sistema.
Estas son algunas de las líneas de la batalla cultural en Honduras. Laje llama a no ser tibios en defensa de nuestros valores culturales. Debemos estar alertas en que la refundación busca imponer un sistema de valores que no es afín con nuestra identidad nacional. Nosotros somos una nación cristiana que busca superarse y derrotar la pobreza que nuestros malos gobernantes han ocasionado con politicas publicas fallidas y su corrupcion.
No solo debemos defender nuestra identidad, debemos atacar las aberraciones que la refundación esconde debajo de sus promesas de liberación.