sábado, octubre 25, 2025
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PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA CIUDADANA

Tegucigalpa, Honduras

“Si los hombres de probidad y luces no pueden publicar lo que les ha dado el estudio, su vida y la experiencia de muchos años ¿a que abismos serán llevados los pueblos que no han proclamado su independencia para ser infelices sino para mejorar sus destinos gozando suma más grande de felicidad? …

La opinión pública es el tribunal grande de los poderes supremos … La libertad de imprenta es la base grande de todas las libertades.  No hay despotismo donde hay libertad de imprenta… Un gobierno que hace sufrir y exige silencio profundo en medio del sufrimiento; que oprime con una mano y embaraza con otra las reacciones consiguientes a la opresión; que predica paz y sosiego a los pueblos que con sus providencias tiende a poner en movimiento: es un gobierno despótico que ama la tranquilidad para que sea más libre la acción de la tiranía”. Sabio José Cecilio del Valle.

Un aporte fraternal solidario al espíritu transformador de la  ciudadanía electora, en homenaje al “alma nacional” de nuestro soberano pueblo de Honduras.

Por: Doctor Roberto Herrera Cáceres.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA CIUDADANA

Ante la creciente tensión e incertidumbre electoral y la fragilidad institucional que amenaza a la dignidad de las personas individuales y al alma nacional del pueblo soberano del Estado Democrático de Derecho, en Honduras, acogemos y solidariamente difundimos la presente Proclamación de la Palabra Ciudadana, como integrantes de la ciudadanía electora en expresión del alma nacional del pueblo hondureño, reafirmando de manera pública y clara lo siguiente:

 

  1. El poder público del Estado de Honduras deriva del ejercicio de la dignidad humana de las personas individuales que conformamos el pueblo soberano integrado por todos los hondureños y hondureñas, sin exclusión alguna. Cada hondureño y cada hondureña es un ser con dignidad humana porque cada uno y cada una tiene fines legítimos propios que debe realizar, en libertad, por su propia decisión. En virtud de ello, todos y todas tenemos el derecho y la capacidad de reflexionar y actuar sobre nuestra propia e individual vida en la realidad social, protestar y luchar contra las injusticias y desigualdades existentes, y cuestionar las actuaciones y omisiones de los ciudadanos y ciudadanas que hemos soberanamente delegado para que nos representen en las estructuras de poder público.  En efecto, la dignidad humana siempre se defiende y promueve; y nunca se negocia, porque nuestra dignidad es propia e inseparable de nuestra persona y de nuestra vida en sociedad, por lo que jamás debe ser manipulada ni silenciada individual o colectivamente.

 

Por consiguiente, nuestra meta es asegurar – en Honduras – la integración de buenos gobiernos que cumplan con la finalidad suprema del Estado democrático de Derecho que es proteger y promover la dignidad humana y garantizar el bien común e individual de toda la hondureñidad. En nuestra democracia pluralista, podemos concretar esa finalidad social por medio de nuestro voto consciente y responsable, en elecciones auténticas en libertad; y con nuestra participación constante en la impostergable transformación nacional que nos permita construir y disfrutar del bienestar general y progreso social.

  1. La democracia pluralista auténtica se construye con dignidad, con verdad, con legitimidad y legalidad. Por lo que debemos poner fin al liderato de personas cuyos intereses personales, de familia y de allegados es el aprovechamiento abusivo del patrimonio nacional y para fines extraños al patriotismo constitucional, lo que hacen con engaños y apariencias que sólo han traído problemas, desgracias o infortunios a nuestra vida, Patria e identidad nacional. Esta verdad  – que no se puede negar con argumentos o razones sólidas y verificables debe corregirse y cambiarse con el compromiso ético y cívico con Honduras que debe unir siempre a la pluralidad de sus habitantes por ser el puente que asegure el encuentro entre nuestra individual dignidad y la dignidad colectiva como pueblo con el disfrute de nuestro derecho a progresivo bienestar y felicidad, mediante la transformación que necesitamos para lograrlo, conforme a lo expresado normativamente en nuestra Constitución.

III. La Constitución de la República, la Ley Electoral y demás leyes, no deben ni pueden seguir siendo objeto de cumplimiento simulado o fingido, mediante actos que buscan evitar o eludir el cumplimiento de los mandatos constitucionales y legales con maniobras, omisiones o interpretaciones parcializadas y tendenciosas que son arbitrarias y contrarias al derecho a la certeza jurídica, al negar a las personas la seguridad humana en la libertad y en el imperio del orden jurídico. El fraude institucional se consuma cuando se alega e impone suposiciones o argumentos ilegales, fingiendo cumplimiento de la Constitución y de las leyes, y se simula cumplirla o aplicarla sólo en apariencia, abusando así del poder del Estado que es del pueblo soberano. La Constitución debe cumplirse real y auténticamente siempre, ajustándose a su letra y espíritu que orientan exclusivamente hacia el logro de la finalidad social – de la sociedad y el Estado de Honduras – de salvaguardar la dignidad humana y  producir constantemente bien común e individual para toda la hondureñidad. De ahí se deriva la exigencia del cumplimiento íntegro de los deberes y derechos constitucionales y legales, en general por parte de toda la población hondureña; y, con énfasis especial, de parte de todas y todos los servidores públicos, civiles y militares, y de todos los partidos políticos.  Recordamos que – en nuestro Estado democrático de DerechoTodo ciudadano y toda ciudadana, civil o militar, investido o no de autoridad: tiene el deber imperativo de colaborar en el  mantenimiento o restablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución de la República.

  1. Hoy, más que nunca, Honduras necesita perseverante vigilancia ciudadana y conciencia crítica de pensamiento digno, seguida de acción ética y cívica, para prevenir, controlar y lograr que el bien común e individual y la justicia social prevalezcan sobre los males públicos y que se sancione eficaz y ejemplarmente la corrupción e impunidad, el abuso de poder, el crimen organizado y  otros males públicos que atentan contra la vida digna con bienestar de la gente; y que agravan la situación de pobreza de la mayoría de nuestros compatriotas, a pesar y con vulneración del derecho humano que tienen de disfrutar de condiciones básicas de vida digna y de participar constructivamente en el desarrollo sostenible de Honduras.

Desde el presente de crisis y ante el futuro esperanzador: debemos verificar y exigir rendición de cuentas de todas las actuaciones de todos los ciudadanos y ciudadanas que aspiran a ser electos a cargos públicos en representación del pueblo soberano; y de  todos aquellos (as) que resulten electos como servidores (as) responsables del buen funcionamiento del Gobierno del Estado democrático de Derecho.

  1. V. Tendamos sólidos y seguros puentes de dignidad humana con el debido comportamiento de respeto mutuo y acción constante de defensa y protección de la dignidad humana de cada persona desde la familia y en la comunidad local, sociedad nacional y – con mayor responsabilidad – en el ejercicio de cargos públicos. Pongamos punto final a las apariencias y engaños que desde el pasado y en el presentetanto mal causan a nuestra Patria y nacionalidad. ¡La dignidad del ser humano y su bien común se respetan, protegen y promueven! La soberanía del pueblo expresada en el texto de la Constitución de la República: garantiza, vela y exige actuaciones legitimas y auténticas – con rendición de cuentas – de todos los ciudadanos y ciudadanas integrantes de los sucesivos gobiernos de nuestro Estado Democrático de Derecho.

Preparemos – consciente y responsablemente – y depositemos dignamente nuestro voto soberano por candidatos (as) honrados y capaces de participar y gestionar debidamente el buen funcionamiento del Estado; y  evidenciemos nuestra participación ciudadana constante en los asuntos públicos para contribuir a que se garantice verdaderamente la vida digna del ser humano en nuestra patria Honduras como Estado Democrático de Derecho, asegurando el bien común e individual de la gente.  ¡Comencemos ya a ejercer realmente nuestra soberanía y nuestro poder ciudadano democrático transformador, desde las próximas elecciones generales del 30 de noviembre 2025!  Avancemos así hacia el mediano y largo plazo de la transformación local o municipal y nacional que convertirá a  Honduras en una Patria pluralista de dignidad humana y bien común e individual para toda la gente.

Tegucigalpa, Honduras, Centroamérica, Octubre, 2025

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