*** Todos son conscientes que hemos vivido momentos de enfermedad y dificultades familiares, tristezas por situaciones que van golpeando cada día la existencia, realidades sociales, económicas, que no favorecen y que cuestionan la vida.
Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Honduras, reunidos en La Esperanza, Intibucá, enviaron un mensaje de consuelo, alegría y cercanía a todos los hermanos hondureños, y les invitan a reflexionar sobre el acontecimiento de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, el cual no solamente es una fecha, sino una Buena Nueva, que año tras año se renueva sin dejar de crecer en nuestros corazones.
Todos son conscientes que hemos vivido momentos de enfermedad y dificultades familiares, tristezas por situaciones que van golpeando cada día la existencia, realidades sociales, económicas, que no favorecen y que cuestionan la vida, así como días y meses de campaña política con propuestas diferentes, que de una u otra manera dividen la comunidad, pero a pesar de todo vivimos la esperanza que no defrauda tal como lo han testimoniado a lo largo del Año Santo de la Esperanza que hemos celebrado como Iglesia.
“Nos referimos a la esperanza en Aquel que se aproxima, el Emmanuel, el Dios que se acerca y quiere quedarse entre nosotros. Por eso, hermanos queridos, es tiempo de volver nuestra mirada a aquello que es común y nos une, y que será un camino de reconciliación para todos.
A continuación, palabras íntegras de la Biblia.
Juan el Bautista, “la voz que clama en el desierto: preparen el camino del Señor” (Is 40,3; Jn 1,23), nos invitó a una conversión que no solo es propósito o deseo, sino radicalmente práctica: por tanto, demos el fruto que pide la conversión, y celebremos con gozo el misterio que se aproxima y recibamos al Mesías que viene a salvarnos.
Queridos hermanos, la fiesta de la Navidad es una gracia de conversión; solo llegando a la transformación de nuestra vida Cristo se hace presente. Que la voz del austero profeta, siga resonando en los desiertos de nuestra vida y preparemos el camino por donde el Señor debe pasar y así, como lo canta el salmista, podamos vivir la justicia con humildad y rectitud: “Que en sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente”, (Sal 71,7). AB/Hondudiario
